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Boletín de AEMO: e-Olivar, edición nº 103
El balance de la campaña 2010-2011 es negativo, un calco a las dos anteriores donde seguimos produciendo por debajo de costes. Encefalograma plano en un triste mercado incapaz de remunerar al principal protagonista de esta agónica historia: el olivicultor.
Concluye otra campaña más con sabor agridulce para el sector en general, más ventas internacionales que absorben la creciente producción, pero claramente agrio para la pata productora de una mesa que ya podemos afirmar que está absolutamente coja.